viernes, 1 de agosto de 2014

AGOSTO DE RECUERDOS

En este mes de Agosto de este fresquito y atípico verano, nuestro Cuaderno de Poesía, nuestro blog poético y cultural se llena de "Recuerdos".

Recuerdos de vivencias, de detalles, de instantes o de momentos, de cosas y sucesos de una vida o de cualquier otra cosa que se pudiese recordar. Recuerdos difíciles de borrar o eliminar de nuestra mente o de nuestras cabezas porque son recuerdos grabados a fuego, porque son recuerdos que forman parte de nuestra vida ...

RECUERDOS


Recuerdos de una vida concebida a orillas del Guadalquivir,
de media infancia emigrada a las verdes tierras del norte,
recuerdos de juegos entre viñedos de Rioja y campiñas exuberantes,
de campas llenas de montones de leña recién cortada traída del monte.

De un colegio lleno de caras asustadizas de chiquillos llegados de pequeñas aldeas,
de bolsas de canicas y batallas de castañas amargas caídas de los árboles,
de cabañas de madera hechas de retales de ramas sobre una vieja higuera,
de pantalocillos cortos y cachas rojas por el picar de las ortigas de las veredas.
De andar entre las humeantes fabricas rebuscando entre los desechos
para hacer espadas y capas de los superhéroes de novelas y tebeos,
recuerdos de riachuelos cristalinos que zigzaguean entre las huertas,
como me acuerdo de aquel rebuscar de higos, de almendras mollares y cerezas,
recuerdos de los bailes y de aquellos encierros apasionantes durante las fiestas.

Recuerdos de una vuelta a la blanca y radiante Andalucía,
a un viejo y recto colegio y al ruidoso piso de adoquines de la calle Barrameda,
a rebanadas de pan de panadero con manteca y juegos en la casapuerta,
de distraerse viendo pasar gente para los toros y a las niñas casaderas,
de idas y venidas al cole con tacos de libros de texto apoyados en la cadera,
de cines de verano y largos partidos de fútbol en la playa si bajaba la marea,
recuerdos de zapatillas viejas, balones pinchados y rodillas desconchadas,
de andar entre nabazos, callejuelas y  barrios marineros haciendo trastadas,
recuerdos de multitud de amigos muy pobres y vivencias felices de la infancia.

Un noviazgo romántico, su trabajo en la tienda y el mío en el campo,
años de ilusión inusitada y la construcción a mano de nuestra casa,
una boda discreta y la planificación de una humilde familia sanluqueña,
años felices y dos hijos preciosos que alegraron y llenaron nuestra morada,
dos décadas de trabajo estable y la misma lucha de supervivencia incontrolada,
esos viajes con mi niño a ver a la  Leti jugar por los campos de tercera,
una vida sencilla, el criar y ver crecer a los hijos de la forma más plácida,
el envejecer juntos en el sitio donde un río moro flirtea con Doñana,
donde sentados los recuerdos de una vida se ven pasar despacio,
de la forma más clara …


José Manuel Monge Alvarez (Sanlúcar de Barrameda 1964)

VOLVERAN LAS OSCURAS GOLONDRINAS


  Volverán las oscuras golondrinas 
en tu balcón sus nidos a colgar, 
y otra vez con el ala a sus cristales 
        jugando llamarán.

  Pero aquellas que el  vuelo refrenaban 
tu hermosura y mi dicha a contemplar, 
aquellas que aprendieron nuestros nombres... 
        ¡esas... no volverán!

  Volverán las tupidas madreselvas 
de tu jardín las tapias a escalar, 
y otra vez a la tarde aún más hermosas 
        sus flores se abrirán.

  Pero aquellas, cuajadas de rocío 
cuyas gotas mirábamos temblar 
y caer como lágrimas del día... 
        ¡esas... no volverán!

  Volverán del amor en tus oídos 
las palabras ardientes a sonar; 
tu corazón de su profundo sueño 
        tal vez despertará.

  Pero mudo y absorto y de rodillas 
como se adora a Dios ante su altar, 
como yo te he querido...; desengáñate, 
        ¡así... no te querrán!




Gustavo Adolfo Bécquer (Sevilla 1836 – 1870 Madrid)

ELEGIR MI PAISAJE


Si pudiera elegir mi paisaje
de cosas memorables, mi paisaje
de otoño desolado,
elegiría, robaría esta calle
que es anterior a mí y a todos.

Ella devuelve mi mirada inservible,
la de hace apenas quince o veinte años
cuando la casa verde envenenaba el ciclo.
Por eso es cruel dejarla recién atardecida
con tantos balcones como nidos a solas
y tantos pasos como nunca esperados.

Aquí estarán siempre, aquí, los enemigos,
los espías aleves de la soledad,
las piernas de mujer que arrastran a mis ojos
lejos de la ecuación de dos incógnitas.
Aquí hay pájaros, lluvia, alguna muerte,
hojas secas, bocinas y nombres desolados,
nubes que van creciendo en mi ventana
mientras la humedad trae lamentos y moscas.

Sin embargo existe también el pasado
con sus súbitas rosas y modestos escándalos
con sus duros sonidos de una ansiedad cualquiera
y su insignificante comezón de recuerdos.

Ah si pudiera elegir mi paisaje
elegiría, robaría esta calle,
esta calle recién atardecida
en la que encarnizadamente revivo
y de la que sé con estricta nostalgia
el número y el nombre de sus setenta árboles.


Mario Benedetti (Uruguay 1920 – 2009)

AUSENCIA


Habré de levantar la vasta vida 
que aún ahora es tu espejo: 
cada mañana habré de reconstruirla. 
Desde que te alejaste, 
cuántos lugares se han tornado vanos 
y sin sentido, iguales 
a luces en el día. 
Tardes que fueron nicho de tu imagen, 
músicas en que siempre me aguardabas, 
palabras de aquel tiempo, 
yo tendré que quebrarlas con mis manos. 
¿En qué hondonada esconderé mi alma 
para que no vea tu ausencia 
que como un sol terrible, sin ocaso, 
brilla definitiva y despiadada? 
Tu ausencia me rodea 
como la cuerda a la garganta, 
el mar al que se hunde.



Jorge Luis Borges (Buenos Aires 1899 – 1986 Ginebra)

RETRATO


Mi infancia son recuerdos de un patio de Sevilla, 
y un huerto claro donde madura el limonero; 
mi juventud, veinte años en tierras de Castilla; 
mi historia, algunos casos que recordar no quiero.

Ni un seductor Mañara, ni un Bradomín he sido 
—ya conocéis mi torpe aliño indumentario—, 
más recibí la flecha que me asignó Cupido, 
y amé cuanto ellas puedan tener de hospitalario.

Hay en mis venas gotas de sangre jacobina, 
pero mi verso brota de manantial sereno; 
y, más que un hombre al uso que sabe su doctrina, 
soy, en el buen sentido de la palabra, bueno.

Adoro la hermosura, y en la moderna estética 
corté las viejas rosas del huerto de Ronsard; 
mas no amo los afeites de la actual cosmética, 
ni soy un ave de esas del nuevo gay-trinar.

Desdeño las romanzas de los tenores huecos 
y el coro de los grillos que cantan a la luna. 
A distinguir me paro las voces de los ecos, 
y escucho solamente, entre las voces, una.

¿Soy clásico o romántico? No sé. Dejar quisiera 
mi verso, como deja el capitán su espada: 
famosa por la mano viril que la blandiera, 
no por el docto oficio del forjador preciada.

Converso con el hombre que siempre va conmigo 
—quien habla solo espera hablar a Dios un día—; 
mi soliloquio es plática con ese buen amigo 
que me enseñó el secreto de la filantropía.

Y al cabo, nada os debo; debéisme cuanto he escrito. 
A mi trabajo acudo, con mi dinero pago 
el traje que me cubre y la mansión que habito, 
el pan que me alimenta y el lecho en donde yago.

Y cuando llegue el día del último vïaje, 
y esté al partir la nave que nunca ha de tornar, 
me encontraréis a bordo ligero de equipaje, 
casi desnudo, como los hijos de la mar.


Antonio Machado (Sevilla 1875 – 1939 Francia)

domingo, 1 de junio de 2014

JUNIO A LOS LIBROS

Este mes de Junio nuestro Cuaderno de Poesía, nuestro blog poético y cultural viene cargado de lectura, de volúmenes llenos de palabras, de frases, de párrafos y de versos. Este mes de Junio nuestro blog viene lleno de hojas repletas de mensajes escritos, de información, de conocimientos que encierran toda la fuerza inagotable del saber.

Este mes de Junio nuestro Cuaderno de Poesía lo hemos dedicado a los Libros.

UN LIBRO


Un libro repleto de juguetonas letras que habitan por páginas infinitas,
de curiosos párrafos que bailan con estrofas medio escondidas,
hojas llenas de secretos y enigmáticos mensajes cargados de contenido,
de palabras hábiles en el interior de unas frases llenas de vida,
dentro de la caja más llena, más sabia y más sorprendente que exista.

Datos e historias de saber almacenado oculto dentro del papel,
a base de signos, de letras, de grabados entre legajos de tinta,
ese afán del beber ávido secuencial de páginas releídas,
el poder de la palabra perenne que queda viva de por vida.

Compañero de solitarios, de estudiosos apasionados,
de lectores noveles o de viejos que manejan volúmenes casi olvidados,
libros de diferentes estilos, edades e idiomas, infinitos temas,
el camino mas directo a la consulta sobre la materia mas suculenta,
las fuentes frescas de las puertas del saber de par en par abiertas.

Ojos lectores cansados de un sueño de lecturas que no paran,
ojos que están sumergidos en un mundo de pasajes e historias
que recibe una mente alimentada de libros entre las manos,
títulos sorprendentes, prólogos atrayentes, comienzos apasionados,
contenidos interesantes ante los finales mas inesperados.

Libros de consulta, de historia, de cultura, de novela o de poesía,
libros abiertos al mundo, fuentes de sabiduría.

José Manuel Monge Alvarez (Sanlúcar de Barrameda 1964)

MIS LIBROS


Mis libros (que no saben que yo existo)
son tan parte de mí como este rostro
de sienes grises y de grises ojos
que vanamente busco en los cristales
y que recorro con la mano cóncava.
No sin alguna lógica amargura
pienso que las palabras esenciales
que me expresan están en esas hojas
que no saben quién soy, no en las que he escrito.
Mejor así. Las voces de los muertos
me dirán para siempre.



Jorge Luis Borges (Buenos Aires 1899 - 1986 Ginebra) 

UN LECTOR


Que otros se jacten de las páginas que han escrito;
a mí me enorgullecen las que he leído.
No habré sido un filólogo,
no habré inquirido las declinaciones, los modos, la laboriosa mutación de las letras,
la de que se endurece en te,
la equivalencia de la ge y de la ka,
pero a lo largo de mis años he profesado
la pasión del lenguaje.
Mis noches están llenas de Virgilio;
haber sabido y haber olvidado el latín
es una posesión, porque el olvido
es una de las formas de la memoria, su vago sótano,
la otra cara secreta de la moneda.
Cuando en mis ojos se borraron
las vanas apariencias queridas,
los rostros y la página,
me di al estudio del lenguaje de hierro
que usaron mis mayores para cantar
espadas y soledades,
y ahora, a través de siete siglos,
desde la Última Thule,
tu voz me llega, Snorri Sturluson.
El joven, ante el libro, se impone una disciplina precisa
y lo hace en pos de un conocimiento preciso;
a mis años, toda empresa es una aventura
que linda con la noche.
No acabaré de descifrar las antiguas lenguas del Norte,
no hundiré las manos ansiosas en el oro de Sigurd;
la tarea que emprendo es ilimitada
y ha de acompañarme hasta el fin,
no menos misteriosa que el universo
y que yo, el aprendiz.

Jorge Luis Borges (Buenos Aires 1899 - 1986 Ginebra) 

EN EL LIBRO LUJOSO


En el libro lujoso se advierten
        las rimas triunfales:
bizantinos mosaicos, pulidos
        y raros esmaltes,
fino estuche de artísticas joyas,
        ideas brillantes;
los vocablos unidos a modo
        de ricos collares;
las ideas formando en el ritmo
        sus bellos engarces,
y los versos como hilos de oro
        do irisadas tiemblan
        perlas orientales.

¡Y mirad! En las mil filigranas
hallaréis alfileres punzantes;
        y, en la pedrería,
        trémulas facetas
    de color de sangre.

                 

Rubén Darío (Nicaragua 1867 - 1916)

jueves, 1 de mayo de 2014

MAYO DE AUSENCIA

Este mes de mayo, nuestro Cuaderno de Poesía, nuestro blog poético y cultural se ha llenado de un aire de ausencia, de un espíritu romántico y temeroso por la perdida o el alejamiento de la persona amada.
Amores eternos que se separan, amores imposibles no correspondidos o que nunca llegan a encontrarse... todo lo que rodea a esa congoja que nos embarga cuando se está apartado o lejos del ser querido.

El ingenio poético de Benedetti, la técnica hábil de Borges o la personalidad sensible de Becquer tocando este tema, son buena prueba de ello ...

AUSENCIA



No podría soportar el tenerte lejos,
no poder contemplarte y escrutarte minuciosamente cada día,
no sentirte respirar y expresarte con ese tono tuyo dulce y cálido,
no poder tenerte cerca de mi con tu sensual y frágil compañía,
sin tener tu torso esbelto y esa quietud absorbente que se bebe mi vida.

No podría soportar tenerte ausente,
ocupando siquiera un rinconcillo apartado en mi pensamiento,
no podría tener un mundo de espacio y de distancia de por medio
que me impida estar cerca de tu piel suave y de tu pelo,
de tu tímida mirada enamorada tras esos ademanes discretos,
no podría estar lejos de esa sonrisa de amante y de amor primero.

No podría ser un loco solitario,
un espíritu errante que la recuerde y la busque por cada instante de mi vida,
que la siga queriendo con la fuerza insoportable del principio,
cargado de las caricias y de los besos que se quedaron conmigo,
repleto y preso por un mundo de detalles y de los poemas mas tiernos,
con un lugar lleno de vivencias felices y la imagen nítida de su recuerdo.

No podría soportar tenerte ausente,
no podría ser la mitad solitaria de una doble vida,
ni un destino perdido en caudales divagados,
no podría dejar de ser un loco cuerdo ensimismado,
no podría dejar de ser el ser  de la tierra mas romántico y enamorado.


José Manuel Monge Alvarez (Sanlúcar de Barrameda 1964)

AMOR DE TARDE


Es una lástima que no estés conmigo
cuando miro el reloj y son las cuatro
y acabo la planilla y pienso diez minutos
y estiro las piernas como todas las tardes
y hago así con los hombros para aflojar la espalda
y me doblo los dedos y les saco mentiras.

Es una lástima que no estés conmigo
cuando miro el reloj y son las cinco
y soy una manija que calcula intereses
o dos manos que saltan sobre cuarenta teclas
o un oído que escucha como ladra el teléfono
o un tipo que hace números y les saca verdades.

Es una lástima que no estés conmigo
cuando miro el reloj y son las seis.
Podrías acercarte de sorpresa
y decirme «¿Qué tal?» y quedaríamos
yo con la mancha roja de tus labios
tú con el tizne azul de mi carbónico.



Mario Benedetti (Uruguay 1920 - 2009)

AUSENCIA


Habré de levantar la vasta vida 
que aún ahora es tu espejo: 
cada mañana habré de reconstruirla. 
Desde que te alejaste, 
cuántos lugares se han tornado vanos 
y sin sentido, iguales 
a luces en el día. 
Tardes que fueron nicho de tu imagen, 
músicas en que siempre me aguardabas, 
palabras de aquel tiempo, 
yo tendré que quebrarlas con mis manos. 
¿En qué hondonada esconderé mi alma 
para que no vea tu ausencia 
que como un sol terrible, sin ocaso, 
brilla definitiva y despiadada? 
Tu ausencia me rodea 
como la cuerda a la garganta, 
el mar al que se hunde.



Jorge Luis Borges (Buenos Aires 1899 - 1986 Ginebra)

RIMAS



 RIMA XLIX

  Alguna vez la encuentro por el mundo, 
        y pasa junto a mí; 
y pasa sonriéndose, y yo digo: 
        —¿Cómo puede reír?

  Luego asoma a mi labio otra sonrisa, 
        máscara del dolor, 
y entonces pienso: —Acaso ella se ríe, 
        como me río yo.



 RIMA XXIX

  Sobre la falda tenía 
    el libro abierto; 
en mi mejilla tocaban 
    sus rizos negros; 
no veíamos letras 
    ninguno creo; 
mas guardábamos ambos 
    hondo silencio. 
¿Cuánto duró?  Ni aun entonces 
    pude saberlo. 
Sólo sé que no se oía 
    más que el aliento, 
que apresurado escapaba 
    del labio seco. 
Sólo sé que nos volvimos 
    los dos a un tiempo, 
y nuestros ojos se hallaron 
    ¡y sonó un beso!

                      *
Creación de Dante era el libro; 
    era su Infierno. 
Cuando a él bajamos los ojos, 
    yo dije trémulo: 
—¿Comprendes ya que un poema 
    cabe en un verso? 
Y ella respondió encendida: 
    —¡Ya lo comprendo!




Gustavo Adolfo Bécquer (Sevilla 1836 - 1870 Madrid)

martes, 1 de abril de 2014

ABRIL A LAS FLORES

Este primaveral mes de Abril lo hemos inundado de color y de fragancias, se ha vestido de campos verdes donde las flores empiezan a crecer y a abrirse mostrándonos un maravilloso espectáculo natural y visual.

Este mes de Abril nuestro Cuaderno de Poesía, nuestro blog poético y cultural lo hemos dedicado a "las flores".

UN ESTALLIDO DE COLOR


Un estallido de color que se abre con el día,
amanecer de cromáticos pétalos delicados
que puntean irregularmente los verdes campos,
estambres maduros de dulce polen que revientan
y espolvorean el aire perfumado de la primavera.

Revoloteo de mariposas y zumbidos de abejas
que merodean entre las amapolas mas risueñas,
zarzas espinosas entre árboles tiernos en flor,
revuelos de margaritas y trigales que danzan a su son.

Un estallido de color de emergente naturaleza
que parece haber rejuvenecido de vida la pradera,
pajarillos alegres que juegan entre las riberas,
sol radiante que se mira en un riachuelo de agua fresca,
lomas esbeltas y valles profundos bajo ellas,
el paraíso mas idílico y esplendoroso de la tierra.

Flores amarillas, rosa, blancas, rojas o violetas,
flores de vida de un día y flores que de noche se cierran,
pero permanecen dormidas custodiadas por las estrellas,
estallido de un campo andaluz pintado de primavera,
flores preciosas y coquetas de las especies mas diversas,
quien fuera cielo azul y limpio  para  tenerlas ...


José Manuel Monge Alvarez (Sanlúcar de Bda 1964)


PEQUEÑA CANCIÓN


Amor y primavera
son una cosa igual,
y cada cual lo sabe a su manera:
Vos, señora, pasando por mi acera;
yo, cuidando del rosal.

Es la única cosa
que exista entre los dos:
Vos que pasáis, feliz de ser hermosa,
yo, esperando que nazca alguna rosa
digna de vos...


José Ángel Buesa  (Cienfuegos, Cuba 1910- 1982 Stº Domingo, República Dominicana) 

BALADA DEL TULIPAN NEGRO


                I
Karl Gustav Van der Meyer
era un gran jardinero.

Allá, en su alegre Holanda de cofias y molinos,
de canales y zuecos,
Karl Gustav cultivaba tulipanes extraños
en la penumbra de su invernadero.

Karl Gustav Van der Mayer soñaba con la gloria
de un tulipán fastuosamente negro,
íntegramente negro, como las noches árticas,
como un luto total en terciopelo.

Y era así, día a día y año tras año.
Y su sueño era un sueño.

Pero él, imperturbable, regaba sus macetas,
meditando en abonos y en injertos.
(A veces, distraído, se guardaba los bulbos
en los bolsillos del chaleco...)

Karl Gustav Van der Mayer, indiferentemente,
vio blanquear sus cabellos.
Pasó el amor un día y él se encogió de hombros,
para seguir soñando con tulipanes negros...
                II
Pero, una noche, alguien saltó la tapia.
Alguien, con un puñal.
Y el jardinero
cayó de bruces sobre sus macetas,
muerto.

Y alguien cavó en la tierra,
y echó el cadáver y tapó aquel hueco.

Karl Gustav Van der Mayer se quedó para siempre
en la penumbra de su invernadero.
                III
Ah, pero un día, un día
se vio brotar del suelo
un tulipán de luto,
fastuosamente, íntegramente negro.

Karl Gustav Van der Mayer no pudo ver su gloria,
pues la abonó su propio cuerpo.

Karl Gustav Van der Mayer
no supo que su muerte le dio vida a su sueño...

(Karl Gustav Van der Mayer siempre llevaba bulbos
en los bolsillos del chaleco...)
                IV
Por los viejos canales siguen pasando barcas,
y aún giran, como entonces, los molinos de viento.

Las muchachas sin novio regresan del domingo
entre un blancor de cofias y un trepidar de zuecos.

Ah, y, sin embargo,
Karl Gustav Van der Mayer era un gran jardinero!

José Ángel Buesa  (Cienfuegos, Cuba 1910- 1982 Stº Domingo, República Dominicana)


ABRIL FLORECIA


La menor cosía, 
la mayor hilaba ... 
Entre los jazmines 
y las rosas blancas, 
la más pequeñita, 
risueña y rosada 
—su aguja en el aire—, 
miró a mi ventana.

La mayor seguía 
silenciosa y pálida, 
el huso en su rueca 
que el lino enroscaba. 
Abril florecía 
frente a mi ventana.

Una clara tarde 
la mayor lloraba, 
entre los jazmines 
y las rosas blancas, 
y ante el blanco lino 
que en su rueca hilaba. 
—¿Qué tienes —le dije— 
silenciosa pálida? 
Señaló el vestido 
que empezó la hermana. 
En la negra túnica 
la aguja brillaba; 
sobre el velo blanco, 
el dedal de plata. 
Señaló a la tarde 
de abril que soñaba, 
mientras que se oía 
tañer de campanas. 
Y en la clara tarde 
me enseñó sus lágrimas... 
Abril florecía 
frente a mi ventana.

Fue otro abril alegre 
y otra tarde plácida. 
El balcón florido 
solitario estaba... 
Ni la pequeñita 
risueña y rosada, 
ni la hermana triste, 
silenciosa y pálida, 
ni la negra túnica, 
ni la toca blanca... 
Tan sólo en el huso 
el lino giraba 
por mano invisible, 
y en la oscura sala 
la luna del limpio 
espejo brillaba... 
Entre los jazmines 
y las rosas blancas 
del balcón florido, 
me miré en la clara 
luna del espejo 
que lejos soñaba... 
Abril florecía 
frente a mi ventana.


Antonio Machado  (Sevilla 1875 – 1939 Colliure, Francia) 



sábado, 1 de marzo de 2014

MARZO A LAS CIUDADES

Este mes de Marzo, nuestro blog poético y cultural lo hemos dedicado a las Ciudades, a esos grandes reductos de población humana donde hay prácticamente de todo, pero en donde también a veces parece que su ritmo de vida frenético e incontrolable somete a las personas a una presión y a un estrés del que es difícil evadirse.

Este mes de marzo nuestro Cuaderno de Poesía lo hemos dedicado a "Las Ciudades".

CIUDAD


Un murmullo de personas estresadas
presas del ritmo frenético de la vida de la gran urbe,
estudiantes, sujetos raudos camino del trabajo,
y una variopinta diversidad de rostros entre los transeúntes.
Ajetreo de masas de perfiles dispares con paso acelerado,
comercios, escaparates entre luces de neón y ostentosos bancos.
Transporte público, ruido estridente de cláxones irascibles
y una atmósfera enrarecida bajo una boina tejida de polución
que como una nube enfermiza nos evita ver el sol.

Bulevares, cafeterías, restaurantes y grandes almacenes,
ministerios, museos, bocas de metro que asoman del suelo
escupiendo ráfagas humanas de los trenes del hormiguero.
Plazas, avenidas y calles en ese reducto de asfalto y hormigón,
fuentes y algún parque o zona verde que quieren ser pulmón,
un halo de una naturaleza ausente en la jungla sin control.

Horas punta, comida rápida, cafés de la tarde,
y un cambio radical del mundo urbano al llegar la noche.
Cena de restaurantes, de pizzería o de comida en la calle,
cines de carteleras impactantes y los mejores teatros,
mendigos, taxis que descargan huéspedes frente a los hoteles
y un poco mas tarde ya bien adentrada la noche,
mujeres de tacones y falda corta en busca de clientes.
Abren las salas de fiesta de porteros fortachones,
glamour, juego, gente bien vestida y ganas de diversión,
cuando se animan de concurrencia los bares de copas
en esa vida presa de música de alcohol, vicio y conversación.

Ciudades del mundo,
madrigueras de cristal ennegrecido
y de aceros de cemento que buscan los cielos.
Ciudades del mundo
un ajetreo ruidoso de luces iluminado
en la noche de una gran llamarada vista a lo lejos.
Grandes ciudades del mundo,
la ingente e incontrolable obra de creación humana,
la jauría del estrés loco que nunca descansa ...

José Manuel Monge Alvarez (Sanlúcar de Barrameda 1964)


CIUDAD DEL PARAISO


A mi ciudad de Málaga.

Siempre te ven mis ojos, ciudad de mis días marinos.
Colgada del imponente monte, apenas detenida
en tu vertical caída a las ondas azules,
pareces reinar bajo el cielo, sobre las aguas,
intermedia en los aires, como si una mano dichosa
te hubiera retenido, un momento de gloria,
antes de hundirte para siempre en las olas amantes.

Pero tú duras, nunca desciendes, y el mar suspira
o brama por ti, ciudad de mis días alegres,
ciudad madre y blanquísima donde viví y recuerdo,
angélica ciudad que, más alta que el mar, presides sus espumas.

Calles apenas, leves, musicales. Jardines
donde flores tropicales elevan sus juveniles palmas gruesas.
Palmas de luz que sobre las cabezas, aladas,
mecen el brillo de la brisa y suspenden
por un instante labios celestiales que cruzan
con destino a las islas remotísimas, mágicas,
que allá en el azul índigo, libertadas, navegan.

Allí también viví, allí, ciudad graciosa, ciudad honda.
Allí, donde los jóvenes resbalan sobre la piedra amable,
y donde las rutilantes paredes besan siempre
a quienes siempre cruzan, hervidores, en brillos.

Allí fui conducido por una mano materna.
Acaso de una reja florida una guitarra triste
cantaba la súbita canción suspendida en el tiempo;
quieta la noche, más quieto el amante,
bajo la luna eterna que instantánea transcurre.

Un soplo de eternidad pudo destruirte,
ciudad prodigiosa, momento que en la mente de un Dios emergiste.
Los hombres por un sueño vivieron, no vivieron,
eternamente fúlgidos como un soplo divino.

Jardines, flores. Mar alentando como un brazo que anhela
a la ciudad voladora entre monte y abismo,
blanca en los aires, con calidad de pájaro suspenso
que nunca arriba. ¡Oh ciudad no en la tierra!

Por aquella mano materna fui llevado ligero
por tus calles inerávidas. Pie desnudo en el día.
Píe desnudo en la noche. Luna grande. Sol puro.
Allí el cielo eras tú, ciudad que en él morabas.
Ciudad que en él volabas con tus alas abiertas.

Vicente Aleixandre (Sevilla 1898 - Madrid 1984)

TANTAS CIUDADES



Hay ciudades que son capitales de gloria
y otras que son ciudadelas del asco

hay ciudades que son capitales de audacia
y otras que apenas son escombreras del miedo

pero aun sin llegar a esos extremos
en unas y otras hay rasgos comunes

el puerto / la avenida principal /
callejón de burdeles / la catedral severa

monumentos donde dejan sus flores
ex tiranos y sus máscaras de odio

hay suburbios que ocultan la otra cara
la miserable la mendiga

metrópolis de atmósfera viciada
y otras que apenas tienen un smog espiritual

ciudades con sus mafias barrasbravas y sectas
y otras con angelitos ya pasados de moda

pero aun sin llegar a esos extremos
ostentan atributos compartidos

por ejemplo el deber de estar alegres
durante el carnaval de fecha fija

y mostrarse llorosas y agobiadas
el día de difuntos o en su víspera

o estar enamoradas y tiernísimas
el st.valentine's day que trajeron del norte

hay ciudades que osan defenderse
de la hipocresía y el consumismo

y otras que se entregan indefensas
al consumismo y la hipocresía

ciertamente ninguna ciudad es tan infame
ni tan espléndida o deslumbrante

tal vez una y otra sean de fábula
pensadas desde cierta soledad ominosa

pero aun en las franjas de quimera
en los puntos que nacen del desvelo

hay ciudades para vivir / y otras
en las que no querría ni caerme muerto


Mario Benedetti (Uruguay 1920 - 2009)



ESTA CIUDAD ES DE MENTIRA


No puede ser.
Esta ciudad es de mentira.
No puede ser que las palmeras se doblen
a acariciar la crin de los caballos
y los ojos de las putas sean tiernos
como los de una Venus de Lucas Cranach
no puede ser que el viento levante las polleras
y que todas las piernas sean lindas
y que los consejales vayan en bicicleta
del otoño al verano y viceversa.

No puede ser.
Esta ciudad es de mentira.
No puede ser que nadie sienta rubor de mi pereza
y los suspiros me entusiasmen tanto como los hurras
y pueda escupir con inocencia y alegría
no ya en el retrato sino en un señor
no puede ser que cada azotea con antenas
encuentre al fin su rayo justiciero y puntual
y los suicidas miren el abismo y se arrojen
como desde un recuerdo a una piscina.

No puede ser.
Esta ciudad es de mentira.
No puede ser que las brujas sonrían a quemarropa
y que mi insomnio cruja como un hueso
y el subjefe y el jefe de policía lloren
como un sauce y un cocodrilo respectivamente
no puede ser que yo esté corrigiendo las pruebas
de mi propio elogiosísimo obituario
y la ambulancia avance sin hacerse notar
y las campanas suenen sólo como campanas.

No puede ser.
Esta ciudad es de mentira.
O es de verdad
y entonces
está bien
que me encierren.


Mario Benedetti (Uruguay 1920 - 2009)


sábado, 1 de febrero de 2014

FEBRERO ENAMORADO

Este mes de Febrero nuestro blog poético y cultural parece que se ha vuelto algo enamoradizo.
Como intuyendo la llegada de San Valentín, nuestro Cuaderno de Poesía de este mes parece haberse vuelto más sensible, más  romántico, algo mas tierno y más pasional.
En él se ve reflejada la poesía llena de ingenio y técnica de Pablo Neruda, los desvelos del amor melancólico de Rafael Alberti por la hermosa capital italiana, o la sensibilidad romántica y hábil de las estrofas de Antonio Gala.
Este mes de febrero nuestro Cuaderno de Poesía viene "Enamorado".

NOCHE ENCANTADA



Mi espíritu profanó la intimidad de tus sueños,
tu mirada se alojó dentro de mi subconsciente,
bajo aquel cielo estrellado sucio de besos ardientes.
Sumidos en aquel abrazo largo sempiterno,
espectadores de una noche de mar tibio y sereno.

Brisa portadora de sabores a algas y a sal,
destellos de barquitos que surgen de la oscuridad
entre un susurro de olas que no nos quería despertar.
Soñamos que éramos tan felices como antes,
con ese amor inocente y exuberante de juventud,
entre libros de texto y recelos colegiales.
Aquellos paseos hasta tu casa todas las tardes.

Qué embelesante placidez la de aquella noche,
grato desenlace de un incandescente día estival,
bañistas, niños, cuerpos al sol, todo quedó atrás,
desde que los rayos cegadores se apagaron en la mar;
la dejaron de oro y luego se puso de cobre
sin que nadie supiera  donde los rayos se esconden.

La noche sin darse cuenta se abalanzó precoz,
con una penumbra absorbente de calma y tranquilidad,
donde resaltan tus ojos como tizones sin quemar,
tus labios dos fresones que las olas se quieren tragar.

Estaba a tu lado pero no estaba contigo,
ni siquiera yo sabia donde debía de estar,
si estaba soñando contigo o me enamoraba del mar.


José Manuel Monge Alvarez (Sanlúcar de Barrameda 1964)