miércoles, 6 de abril de 2011

A MI PEQUEÑO MARIO







Llegaste a casa en pleno estío espléndido de mi tierra,
como una bocanada de brisa de mar y Guadalquivir.
Llenaste mi hogar de esa ternura que da una vida nueva
y lo inundaste todo con tu inocente presencia infantil.

Llegaste como un regalo que dio la bienvenida al nuevo milenio,
un gran obsequio que trajo la naturaleza a través de las entrañas de mamá,
tras largos meses de cuidados esperando el momento,
entre los dolores de ella y los sinvivires de papá.
Llegaste en forma de rubito de ojos azules y cutis de terciopelo,
naricita graciosilla, mofletitos de colinas de melocotón,
Con esa mueca de inocencia y de niño bueno,
de carita vivaracha y pequeña boquita de O.

Llenaste la casa de una desbordante alegría,
la que solo puede dar un intrépido pequeñín;
nuestro pequeño Dios romano de la guerra
que conquistó su hogar cuando entró aquí.

Lo conquistaste con espadas de juguete y ejércitos de soldaditos,
que se desplegaron por todo tu cuarto,
corriendo en torno a tu cuna,
y entre las demás cosas que mamá y yo te habíamos preparado,
Conquistaste este hogar donde crecerás feliz,
entre juegos de risa y cuentos de fantasía,
entre nanas celestiales y juguetes animados,
que cuando tu duermas, siempre estarán a tu lado,
protegiéndote de los nomos azules y merlines encantados.

Te guardarán los sueños con un baile alegre y largo,
de caballitos de cartón y peluches que se mueven,
de marionetas titiriteras y trenecitos silbando,
de duendecillos buenos que velan para que no te despiertes,
en ese sueño profundo y plácido de todos los niños guapos.

Bienvenido a casa mi pequeño Mario,
bienvenido a tu hogar de juego y felicidad,
donde nos sentiremos dichosos viéndote crecer y jugar,
pues eres en definitiva, un trozo de mamá y papá.

José Manuel Monge. Agosto 2001

A MIRIAM



Viniste al mundo ya bien adentrado el Otoño,
uno de esos días en los que el cielo se cubre de plomo
cuando revolotean las hojas secas en el campo
y el Guadalquivir baja turbio y bravo.

Llegaste cuando el abuelo recogía las aceitunas
y en nuestro huerto resplandecían cargados los naranjos
junto a los membrillos hermosos y amarillos
y las granadas dulces de nuestro árbol.

Naciste como era de esperar gordita y rubita,
mi linda princesita sanluqueña,
como emergiendo de las páginas de un cuento de hadas,
mientras tu hermanito Mario ensimismado te miraba.

Se llenará de pronto nuestra casa de muñecas,
muñecas de ensueño y de todas las razas
que jugarán en torno a tu cuna
con juegos de risa y alborozadas,
haciéndote el corro de las patatas
para que mi pequeña Miriam se distraiga.

Tu cuarto será un lugar de cocinitas,
de muñequitos pelones y cochecitos de capota,
de ropitas de muñeca y gatitos de angora,
de ositos de peluche y detallitos rosa.

Será un cuarto lleno de fábulas y fantasía,
de cuentos de cenicientas y bellas durmientes,
de pinochos y sirenitas que te mecen
mientras un sin fin de enanitos te divierten.

Bienvenida a tu casa pequeñita Miriam,
Llegaste con tu presencia inocente de niña
para completar nuestra familia,
para jugar con tu hermanito
y alegrar más si cabe nuestras vidas.

Bienvenida a casa, luz de mi alegría.

José Manuel Monge. Noviembre 2003

MI INFANCIA




Mi infancia es el reflejo,
de aquel viejo colegio
donde a leer aprendí.
Como recuerdo los juegos,
en aquel patio polvoriento,
que me hicieron feliz.

Como me acuerdo
de aquel viejo maestro,
que daba sabios consejos
de los que alguno aprendí.

Como recuerdo
aquellos chistes graciosos
que contábamos en el recreo
y que me hacian reir.

Mi infancia es el recuerdo
de aquellos largos paseos
viendo florecer los almendros,
aquellas tardes de abril.

Como conservo el recuerdo
de aquellos partidos playeros
con los amigos del colegio.
Con aquellos compañeros,
como pegábamos patadas
a aquella pelota mojada,
correteando por la playa
aquellas tardes de invierno.

Aquella infancia dorada,
aquel espíritu infantil,
todo aquello que viví,
será una imagen marcada,
marcada dentro de mí.

Jmongeal.

SUEÑOS DE INFANCIA



De niño cuando soñaba,
soñaba con duendes enanos,
con aventuras de piratas,
con Tarzán,
en otros era torero,
futbolista,
equilibrista, capitán.
Soñaba con esas cosas
con las que solo un niño sabe soñar.

Por la mañana, al despertarme,
de pena rompía a llorar,
sabia que había soñado
pero no me podía acordar.

Jmongeal

PIECECITOS DE NIÑOS




Piececitos de niño,
azulosos de frío,
¡cómo os ven y no os cubren,
Dios mío!

¡Piececitos heridos
por los guijarros todos,
ultrajados de nieves
y lodos!

El hombre ciego ignora
que por donde pasáis,
una flor de luz viva
dejáis;

que allí donde ponéis
la plantita sangrante,
el nardo nace más
fragante.

Sed, puesto que marcháis
por los caminos rectos,
heroicos como sois
perfectos.

Piececitos de niño,
dos joyitas sufrientes,
¡cómo pasan sin veros
las gentes!




Gabriela Mistral 1889-1957

COMO SE DIBUJA A UN NIÑO




Para dibujar un niño
hay que hacerlo con cariño.
Pintarle mucho flequillo,
que esté comiendo un barquillo;
muchas pecas en la cara
que se note que es un pillo;
pillo rima con flequillo
y quiere decir travieso.
Continuemos el dibujo:
redonda cara de queso.

Como es un niño de moda,
bebe jarabe con soda.
Lleva pantalón vaquero
con un hermoso agujero;
camiseta americana
y una gorrita de pana.
Las botas de futbolista
porque chutando es artista.
Se ríe continuamente,
porque es muy inteligente.
Debajo del brazo un cuento
por eso está tan contento.

Para dibujar un niño
hay que hacerlo con cariño.

GLORIA FUERTES 1918-1998

EL BURRO FLAUTISTA




Esta fabulilla,
salga bien o mal,
me ha ocurrido ahora
por casualidad.

Cerca de unos prados
que hay en mi lugar,
pasaba un borrico
por casualidad.

Una flauta en ellos
halló, que un zagal
se dejó olvidada
por casualidad.

Acercóse a olerla
el dicho animal,
y dio un resoplido
por casualidad.

En la flauta el aire
se hubo de colar,
y sonó la flauta
por casualidad.

«iOh!», dijo el borrico,
«¡qué bien sé tocar!
¡y dirán que es mala
la música asnal!»

Sin regla del arte,
borriquitos hay
que una vez aciertan
por casualidad.

Tomás de Iriarte 1750-1791

martes, 5 de abril de 2011

PEGASOS, LINDOS PEGASOS


Pegasos, lindos pegasos,

caballitos de madera....


Yo conocí siendo un niño,

la alegria de dar vueltas

sobre un corcel colorado,

en una noche de fiesta.


En el aire polvoriento,

chispeaban las candelas

y la noche azul ardía,

toda sembrada de estrellas.


¡Alegrías infantiles

que cuestan una moneda,

de cobre, lindos pegasos,

caballitos de madera!


António Machado 1875-1939