martes, 1 de noviembre de 2011

ETERNAMENTE TUYO




Eternamente tuyo
hasta más allá del fin de los días,
incluso después del paso fugaz por esta vida,
después de nuestra idílica existencia
de pasión desmedida.

El amor de los jóvenes
entre la más pura inocencia colegial,
el juego de aquel noviazgo de conocernos
la experiencia de amarnos y de besarse,
de hacernos nuestros,
del juego del gozo mas virginal,
de las primeras palpitaciones de amar.

El sentar la cabeza y casarse,
ese fiel compromiso de la verdad,
tener una casa, el formar una familia,
unos hijos que querer y criar,
ese maravilloso proyecto de hogar.

Pasar sinsabores,
afrontar y salvar juntos todas las trabas de la vida,
envejecer juntos,
tan enamorados como el primer día,
siendo viejos yo con todas mis fuerzas por quererte
y tu con tu misma sonrisa de niña,
cuando nuestros hijos se fueron
y la casa fue otra vez sola tuya y mía,
cuando veíamos cerca el final de toda una vida.

Eternamente tuyo,
con la misma fuerza del primer día,
por el placer de quererte,
por ser amo de tu cómplice compañía,
por todos aquellos años,
por compartir contigo,
toda una vida.


José Manuel Monge Alvarez (Sanlúcar de Barrameda 1964)

PORQUE TE QUIERO



Te quiero, y tu lo sabes,
tu sabes que no soy de esos,
de los juegan contigo
o que te engañan con un beso,
de los que te dejan llorando
desengañada y sueños.

Te digo esto
por eso, porque me importas,
porque si ti me siento muerto,
porque me se siento vacío si no estas tú,
porque me gusta ser sincero.

Te lo digo por algo,
porque me importas,
por eso, porque te quiero.


José Manuel Monge Alvarez (Sanlúcar de Barrameda 1964)

POEMAS DE AMOR


Poema 1
 
Cuerpo de mujer, blancas colinas, muslos blancos,
te pareces al mundo en tu actitud de entrega.
Mi cuerpo de labriego salvaje te socava
y hace saltar el hijo del fondo de la tierra.
Fui solo como un túnel. De mí huían los pájaros
y en mí la noche entraba su invasión poderosa.
Para sobrevivirme te forjé como un arma,
como una flecha en mi arco, como una piedra en mi honda.
Pero cae la hora de la venganza, y te amo.
Cuerpo de piel, de musgo, de leche ávida y firme.
Ah los vasos del pecho! Ah los ojos de ausencia!
Ah las rosas del pubis! Ah tu voz lenta y triste!
Cuerpo de mujer mía, persistirá en tu gracia.
Mi sed, mi ansia sin limite, mi camino indeciso!
Oscuros cauces donde la sed eterna sigue,
y la fatiga sigue, y el dolor infinito.


Pablo Neruda (Chile 1904 - 1973)

PENA BIENHALLADA



Ojinegra la oliva en tu mirada,
boquitierna la tórtola en tu risa,
en tu amor pechiabierta la granada,
barbioscura en tu frente nieve y brisa.

Rostriazul el clavel sobre tu vena,
malherido el jazmín desde tu planta,
cejijunta en tu cara la azucena,
dulciamarga la voz en tu garganta.

Boquitierna, ojinegra, pechiabierta,
rostriazul, barbioscura, malherida,
cejijunta te quiero y dulciamarga.

Semiciego por ti llego a tu puerta,
boquiabierta la llaga de mi vida,
y agriendulzo la pena que la embarga.


Miguel Hernández (Orihuela 1910 - 1942)

CUANDO PASO POR TU PUERTA


 

Cuando paso por tu puerta
la tarde me viene a herir
con su hermosura desierta
que no acaba de morir.

Tu puerta no tiene casa
ni calle: tiene un camino
por donde la tarde pasa
como un agua sin destino.

Tu puerta tiene una llave
que para todos rechina.
En la tarde hermosa y grave
ni una sola golondrina.

Hierbas en tu puerta crecen
de ser tan poco pisada,
todas las cosas padecen
sobre la tarde abrasada.

La piel de tu puerta encierra
un lecho que compartir.
La tarde no encuentra tierra
donde ponerse a morir.

Lleno de un siglo de ocasos
de una tarde azul de abierta,
hundo en tu puerta mis pasos
y no sales a tu puerta.

En tu puerta no hay ventana
por donde poderte hablar.
Tarde, hermosura lejana
que nunca podré lograr.

Y la tarde azul corona
tu puerta gris, de vacía.
Y la noche se amontona
sin esperanzas de día.


Miguel Hernández (Orihuela 1910 - 1942)

RETORNOS DEL AMOR EN LA NOCHE TRISTE



Ven, amor mío, ven, en esta noche
sola y triste de Italia. Son tus hombros
fuertes y bellos los que necesito.
Son tus preciosos brazos, la largura
maciza de tus muslos y ese arranque
de pierna, esa compacta
línea que te rodea y te suspende,
dichoso mar, abierta playa mía.

¿Cómo decirte, amor, en esta noche
solitaria de Génova, escuchando
el corazón azul del oleaje,
que eres tú la que vienes por la espuma?
Bésame, amor, en esta noche triste.
Te diré las palabras que mis labios,
de tanto amor, mi amor, no se atrevieron.
Amor mío, amor mío, es tu cabeza
de oro tendido junto a mí, su ardiente
bosque largo de otoño quien me escucha.
Óyeme, que te llamo. Vida mía,
sí, vida mía, vida mía sola.


Rafael Alberti (El Puerto de Santa María 1902 -1999)

MÚSICA TUYA



¿Es verdad que te gusta verte hundida
en el mar de la música; dejarte
llevar por esas alas, abismarte
en esa luz tan honda y escondida?

Si no es así, no ames más; dame tu vida,
que ella es la esencia y el clamor del arte;
herida estás de Dios de parte a parte,
y yo quiero escuchar solo esa herida.

Mares, alas, intensas luces libres,
sonarán en mi alma cuando vibres,
ciega de amor, tañida entre mis brazos.

Y yo sabré la música ardorosa
de unas alas de Dios, de una luz rosa,
de un mar total con olas como abrazos.


Blas de Otero (Bilbao 1916 - Madrid 1979)

LA CARICIA PERDIDA



Se me va de los dedos la caricia sin causa,
se me va de los dedos... En el viento, al pasar,
la caricia que vaga sin destino ni objeto,
la caricia perdida ¿quién la recogerá?

Pude amar esta noche con piedad infinita,
pude amar al primero que acertara a llegar.
Nadie llega. Están solos los floridos senderos.
La caricia perdida, rodará... rodará...

Si en los ojos te besan esta noche, viajero,
si estremece las ramas un dulce suspirar,
si te oprime los dedos una mano pequeña
que te toma y te deja, que te logra y se va.

Si no ves esa mano, ni esa boca que besa,
si es el aire quien teje la ilusión de besar,
oh, viajero, que tienes como el cielo los ojos,
en el viento fundida, ¿me reconocerás?



Alfonsina Storni  (Suiza 1892 - Argentina 1938)