domingo, 1 de enero de 2012

SOLEDAD



Hoy estoy solo,
afuera hace frío y llueve,
la lluvia
golpea con fuerza los cristales,
y la tarde
paulatinamente se oscurece.

Hoy me siento triste,
encerrado en mi habitación
escucho canciones,
temas de John Lennon, de los Beatles,
canciones de amores,
canciones suaves, de siempre,
que me llenan de recuerdos,
inundando de melancolía el ambiente.

Escucho canciones y mas canciones
mientras miro por la ventana,
mientras contemplo el chocar de la lluvia
sobre los tejados de las casas.

Mi mente se difama por un instante,
parece, como si soñara despierto,
parece, como si vagara por el universo,
en un fastuoso coche
tirado por corceles negros,
guiado por cinco walkirias,
cinco walkirias de ensueño.

Hoy estoy solo,
me siento triste,
encerrado en mi habitación
escucho canciones,
mientras contemplo caer la lluvia
tras los cristales.

José Manuel Monge Alvarez (Sanlúcar de Barrameda 1964)

BRUMA


         Esta mañana hay bruma,
el ambiente es frío y húmedo,
las nubes han descendido hasta el suelo,
y la visibilidad es nula a pocos metros.

El espeso manto de niebla
se ha apoderado del mar, del monte,
el sol no aparece por ninguna parte,
y no puedo avistar el horizonte.

El mar está callado, tranquilo,
como muerto,
con las nubes vagando sobre sus aguas
oscuras y sin aliento.

Los campos están mudos, sombríos,
yermos,
parece como si la luz
se hubiese olvidado de ellos,
parece como si la vida
se hubiese tornado en tormento.

En la escuela
los niños miran tras los cristales,
húmedos cristales de las ventanas,
empañados por la neblina
con diminutas gotitas de agua,
muchos deslizan sus dedillos
sobre la superficie mojada.

En la carretera
la circulación es pausada y lenta,
unos que se van
y otros que regresan,
todos con los faros encendidos,
luminosos haces que tiemblan.

El ambiente es triste y fantasmal,
no se puede ver el cielo,
esperemos que la niebla se levante
y el sol reluzca de nuevo.

José Manuel Monge Alvarez (Sanlúcar de Barrameda 1964)

MUÑECAS




Un coro de muñecas,
cartón amable para unos labios míos,
cartón de luna o tierra acariciada,
muñecas como liras
a un viento acero que no, apenas si las toca.

Muchachas con un pecho
donde élitros de bronce,
diente fortuito o sed bajo lo oscuro,
muerde -escarabajo fino,
lentitud goteada por una piel sedeña.

Un coro de muñecas
cantando con los codos,
midiendo dulcemente los extremos,
sentado sobre un niño;
boca, humedad lasciva, casi pólvora,
carne rota en pedazos como herrumbre.

Boca, boca de fango,
amor, flor detenida, viva, abierta,
boca, boca, nenúfar,
sangre amarilla o casta por los aires.

Muchachas, delantales,
carne, madera o liquen,
musgo frío del vientre sosegado
respirando ese beso ambiguo o verde.

Mar, mar dolorido o cárdeno,
flanco de virgen, duda inanimada.
Gigantes de placer que sin cabeza
soles radiantes sienten sobre el hombro.

Vicente Aleixandre (Sevilla 1898 - Madrid 1984)

UNOS CUERPOS SON COMO FLORES



Unos cuerpos son como flores,
otros como puñales,
otros como cintas de agua;
pero todos, temprano o tarde,
serán quemaduras que en otro cuerpo se agranden,
convirtiendo por virtud del fuego a una piedra en un hombre.

Pero el hombre se agita en todas direcciones,
sueña con libertades, compite con el viento,
hasta que un día la quemadura se borra,
volviendo a ser piedra en el camino de nadie.

Yo, que no soy piedra, sino camino
que cruzan al pasar los pies desnudos,
muero de amor por todos ellos;
les doy mi cuerpo para que lo pisen,
aunque les lleve a una ambición o a una nube,
sin que ninguno comprenda
que ambiciones o nubes
no valen un amor que se entrega.

Luis Cernuda  (Sevilla 1902 - México DF 1963)

MUERTE NUPCIAL


El lecho, aquella hierba de ayer y de mañana:
este lienzo de ahora sobre madera aún verde,
flota como la tierra, se sume en la besana
donde el deseo encuentra los ojos y los pierde.

Pasar por unos ojos como por un desierto:
como por dos ciudades que ni un amor contienen.
Mirada que va y vuelve sin haber descubierto
el corazón a nadie, que todos la enarenen.

Mis ojos encontraron en un rincón los tuyos.
Se descubrieron mudos entre las dos miradas.
Sentimos recorrernos un palomar de arrullos,
y un grupo de arrebatos de alas arrebatadas.

Cuanto más se miraban más se hallaban: más hondos
se veían, más lejos, y más en uno fundidos.
El corazón se puso, y el mundo, más redondos.
Atravesaba el lecho la patria de los nidos.

Entonces, el anhelo creciente, la distancia
que va de hueso a hueso recorrida y unida,
al aspirar del todo la imperiosa fragancia,
proyectamos los cuerpos más allá de la vida.

Espiramos del todo. ¡Qué absoluto portento!
¡Qué total fue la dicha de mirarse abrazados,
desplegados los ojos hacia arriba un momento,
y al momento hacia abajo con los ojos plegados!

Pero no moriremos. Fue tan cálidamente
consumada la vida como el sol, su mirada.
No es posible perdernos. Somos plena simiente.
Y la muerte ha quedado, con los dos, fecundada.

Miguel Hernández (Orihuela 1910 - Alicante 1942)

DESPECHO


¡Ah, qué estoy cansada! Me he reído tanto,
tanto, que a mis ojos ha asomado el llanto;
tanto, que este rictus que contrae mi boca
es un rastro extraño de mi risa loca.

Tanto, que esta intensa palidez que tengo
(como en los retratos de viejo abolengo)
es por la fatiga de la loca risa
que en todo mi cuerpo su sopor desliza.

¡Ah, qué estoy cansada! Déjame que duerma;
pues, como la angustia, la alegría enferma.
¡Qué rara ocurrencia decir que estoy triste!
¿Cuándo más alegre que ahora me viste?

¡Mentira! No tengo ni dudas, ni celos,
Ni inquietud, ni angustias, ni penas, ni anhelos,
Si brilla en mis ojos la humedad del llanto,
es por el esfuerzo de reírme tanto...

Juana de Ibarbourou (Uruguay 1892 - 1979)

HEMOS AMADO JUNTOS TANTAS COSAS



Hemos amado juntos tantas cosas
que es difícil amarlas separados.
Parece que se hubieran alejado de pronto
o que el amor fuera una hormiga
escalando los declives del cielo.

Hemos vivido juntos tanto abismo
que sin ti todo parece superficie,
órbita de simulacros que resbalan,
tensión sin extensiones,
vigilancia de cuerpos sin presencia.

Hemos perdido juntos tanta nada
que el hábito persiste y se da vuelta
y ahora todo es ganancia de la nada.
El tiempo se convierte en antitiempo
porque ya no lo piensas.

Hemos callado y hablado tanto juntos
que hasta callar y hablar son dos traiciones,
dos sustancias sin justificación,
dos sustitutos.

Lo hemos buscado todo,
lo hemos hallado todo,
lo hemos dejado todo.

Únicamente no nos dieron tiempo
para encontrar el ojo de tu muerte,
aunque fuera también para dejarlo.

Roberto Juarroz (Buenos Aires 1925 - 1995)


VOY A ALARGAR CAMINOS DE CARICIA.



Voy a alargar caminos de caricia,
con algo de dulzura entre los dientes
y un garabato tibio en los cabellos,
para que el poco sueño que aún nos queda
no se nos caiga.

Voy a alumbrar tu rostro mientras duermes
y mirarlo al revés, donde no duerme.

Voy a juntar raíces por el aire,
catálogos de nieves que no caen
y sitios para párpados.

Voy a tomar al hombre por el centro
y tirarlo a rodar, a ver si llega.

Voy a tomarme a mí, ya me he tomado,
para enlazar de nuevo los cristales
con un redondo material sin tiempo.

Voy a cortar las puntas de la vida
como unas uñas demasiado largas.

Roberto Juarroz (Buenos Aires 1925 - 1995)