lunes, 1 de abril de 2013

AGUA CLARA



Agua de lluvia, agua del mar,
agua del cielo, de los glaciares,
de los ríos y sus rápidos caudales,
agua de las entrañas de la tierra,
agua, agua clara y fresca.
                                   
Agua para regar los campos
y dar abundancia a las cosechas,
para apagar los fuegos
de los incendios que desnudan la tierra,
agua para que vivan los peces,
para beber sorbos ávidos el ganado,
para lavar y quitar la sed de las gentes,
agua, agua clara y transparente.

El agua más torrencial,
o la más escurridiza
que se abre camino entre los valles,
agua que pinta de azul y verde los paisajes,
agua de abril oliendo a  azahares,
agua escasa y difícil del desierto,
agua profunda de océanos infinitos,
agua de los remansos mas cristalinos.

Agua fiera del salto de la cascada,
agua dulce o agua salada,
de la bravura intrépida de los rápidos,
agua  espumosa de ola de mar,
agua fría y limpia de manantial,
agua fuente de la vida
agua, agua nada más.

José Manuel Monge Álvarez (Sanlúcar de Barrameda 1964)

EN ABRIL AGUAS MIL



Son de abril las aguas mil.
Sopla el viento achubascado,
y entre nublado y nublado
hay trozos de cielo añil.
      Agua y sol. El iris brilla.
En una nube lejana,
zigzaguea
una centella amarilla.
      La lluvia da en la ventana
y el cristal repiqueteo.
      A través de la neblina
que forma la lluvia fina,
se divisa un prado verde,
y un encinar se esfumina,
y una sierra gris se pierde.
      Los hilos del aguacero
sesgan las nacientes frondas,
y agitan las turbias ondas
en el remanso del Duero.
      Lloviendo está en los habares
y en las pardas sementeras;
hay sol en los encinares,
charcos por las carreteras.
      Lluvia y sol. Ya se oscurece
el campo, ya se ilumina;
allí un cerro desparece,
allá surge una colina.
      Ya son claros, ya sombríos
los dispersos caseríos,
los lejanos torreones.
      Hacia la sierra plomiza
van rodando en pelotones
nubes de guata y ceniza.

Antonio Machado (Sevilla 1875 - Colliure- Francia 1939)

AGUA



Hay países que yo recuerdo
como recuerdo mis infancias.
Son países de mar o río,
de pastales, de vegas y aguas.
Aldea mía sobre el Ródano,
rendida en río y en cigarras;
Antilla en palmas verdi-negras
que a medio mar está y me llama;
¡roca lígure de Portofino,
mar italiana, mar italiana!

Me han traído a país sin río,
tierras-Agar, tierras sin agua;
Saras blancas y Saras rojas,
donde pecaron otras razas,
de pecado rojo de atridas
que cuentan gredas tajeadas;
que no nacieron como un niño
con unas carnazones grasas,
cuando las oigo, sin un silbo,
cuando las cruzo, sin mirada.

Quiero volver a tierras niñas;
llévenme a un blando país de aguas.
En grandes pastos envejezca
y haga al río fábula y fábula.
Tenga una fuente por mi madre
y en la siesta salga a buscarla,
y en jarras baje de una peña
un agua dulce, aguda y áspera.

Me venza y pare los alientos
el agua acérrima y helada.
¡Rompa mi vaso y al beberla
me vuelva niñas las entrañas!

Gabriela Mistral (Vicuña- Chile 1889 - Nueva York 1957)

EL PÁJARO DEL AGUA



Pájaro del agua
¿qué cantas, qué encantas?

A la tarde nueva
das una nostalgia
de eternidad fresca,
de gloria mojada.
El sol se desnuda
sobre tu cantata.

¡Pájaro del agua!

Desde los rosales
de mi jardín llama
a esas nubes bellas,
cargadas de lágrima.
Quisiera en las rosas
ver gotas de plata.

¡Pájaro del agua!

Mi canto también
es canto de agua.
En mi primavera,
la nube gris baja
hasta los rosales
de mis esperanzas.

¡Pájaro del agua!

Amo el son errante
y azul que desgranas
en las hojas verdes,
en la fuente blanca.
¡No te vayas tú,
corazón con alas!

Pájaro del agua
¿qué encantas, qué cantas?

Juan Ramón Jiménez (Moguer - Huelva 1881 - San Juan de Pto Rico 1958)

LA LLUVIA LENTA




Esta agua medrosa y triste,
como un niño que padece,
antes de tocar la tierra
        desfallece.

Quieto el árbol, quieto el viento,
¡y en el silencio estupendo,
este fino llanto amargo
        cayendo!

El cielo es como un inmenso
corazón que se abre, amargo.
No llueve: es un sangrar lento
        y largo.

Dentro del hogar, los hombres
no sienten esta amargura,
este envío de agua triste
        de la altura.

Este largo y fatigante
descender de aguas vencidas,
hacia la Tierra yacente
        y transida.

Llueve... y como un chacal trágico
la noche acecha en la sierra.
¿Qué va a surgir, en la sombra,
        de la Tierra?

¿Dormiréis, mientras afuera 
cae, sufriendo, esta agua inerte,
esta agua letal, hermana
        de la Muerte?

Gabriela Mistral (Vicuña- Chile 1889 - Nueva York 1957)

AGUA NOCTURNA



La noche de ojos de caballo que tiemblan en la noche,
la noche de ojos de agua en el campo dormido,
está en tus ojos de caballo que tiembla,
está en tus ojos de agua secreta.

Ojos de agua de sombra,
ojos de agua de pozo,
ojos de agua de sueño.

El silencio y la soledad,
como dos pequeños animales a quienes guía la luna,
beben en esos ojos,
beben en esas aguas.

Si abres los ojos,
se abre la noche de puertas de musgo,
se abre el reino secreto del agua
que mana del centro de la noche.

Y si los cierras,
un río, una corriente dulce y silenciosa,
te inunda por dentro, avanza, te hace oscura:
la noche moja riberas en tu alma.

Octavio Paz (Ciudad de México 1914 - 1998)