viernes, 1 de agosto de 2014

RECUERDOS


Recuerdos de una vida concebida a orillas del Guadalquivir,
de media infancia emigrada a las verdes tierras del norte,
recuerdos de juegos entre viñedos de Rioja y campiñas exuberantes,
de campas llenas de montones de leña recién cortada traída del monte.

De un colegio lleno de caras asustadizas de chiquillos llegados de pequeñas aldeas,
de bolsas de canicas y batallas de castañas amargas caídas de los árboles,
de cabañas de madera hechas de retales de ramas sobre una vieja higuera,
de pantalocillos cortos y cachas rojas por el picar de las ortigas de las veredas.
De andar entre las humeantes fabricas rebuscando entre los desechos
para hacer espadas y capas de los superhéroes de novelas y tebeos,
recuerdos de riachuelos cristalinos que zigzaguean entre las huertas,
como me acuerdo de aquel rebuscar de higos, de almendras mollares y cerezas,
recuerdos de los bailes y de aquellos encierros apasionantes durante las fiestas.

Recuerdos de una vuelta a la blanca y radiante Andalucía,
a un viejo y recto colegio y al ruidoso piso de adoquines de la calle Barrameda,
a rebanadas de pan de panadero con manteca y juegos en la casapuerta,
de distraerse viendo pasar gente para los toros y a las niñas casaderas,
de idas y venidas al cole con tacos de libros de texto apoyados en la cadera,
de cines de verano y largos partidos de fútbol en la playa si bajaba la marea,
recuerdos de zapatillas viejas, balones pinchados y rodillas desconchadas,
de andar entre nabazos, callejuelas y  barrios marineros haciendo trastadas,
recuerdos de multitud de amigos muy pobres y vivencias felices de la infancia.

Un noviazgo romántico, su trabajo en la tienda y el mío en el campo,
años de ilusión inusitada y la construcción a mano de nuestra casa,
una boda discreta y la planificación de una humilde familia sanluqueña,
años felices y dos hijos preciosos que alegraron y llenaron nuestra morada,
dos décadas de trabajo estable y la misma lucha de supervivencia incontrolada,
esos viajes con mi niño a ver a la  Leti jugar por los campos de tercera,
una vida sencilla, el criar y ver crecer a los hijos de la forma más plácida,
el envejecer juntos en el sitio donde un río moro flirtea con Doñana,
donde sentados los recuerdos de una vida se ven pasar despacio,
de la forma más clara …


José Manuel Monge Alvarez (Sanlúcar de Barrameda 1964)

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