sábado, 2 de julio de 2011

ESTÍO RADIANTE







Polvorientas encinas viejas
salpicadas por los eriales,
hierbajos y retama seca,
en medio de la tarde yerma.
Cara tostada del paisaje
ante la tarde veraniega.

Los cardos de flores moradas,
merodeados por las abejas,
zumbido en la tarde silenciosa.
Luciendo sus preciosas alas,
allí, entre unas matas muertas,
también está la mariposa.

Hay una tierra polvorienta
en el trazado del camino,
pisoteada por las carretas
y bordeada por grama seca.
El camino es solo y sombrío
entre eriales y sementeras.

En torno a él crecen carrizos,
con sus flores enaltecidas.
Hoy están quietos, expectantes,
como apagados, sin brío,
no sopla ni un poco de brisa
que les haga balancearse.

La calma es casi abrumadora.
El sol, aunque más bajo,
aún calienta con fuerza,
su luz radiante, cegadora,
asoladora de los campos,
no se desvanece ni altera.

De entre zarzas y matorrales
resurgen cantos de cigarras,
hijas de épocas estivales,
morenas cantoras joviales.
¿Qué serán en las tardes pardas?.
Tal vez mueran de frío y hambre.

Mientras las tarde palidece,
y los abrasadores rayos,
se esconden y desaparecen.
El campo queda incandescente,
hasta poder ser reanimado
por los frescores del relente.

La noche es templada, serena,
corre una tibia brisa suave
que acaricia las hojas secas.
En el cielo hay luna llena,
una luna risueña, vieja,
destellando como una madre,
sobre una cortina de estrellas.

El camino es todo una penumbra,
que vuelve a la noche violeta
que produce sombras oscuras
en los bosques y las sierras.
Todo está en calma y dormitando,
menos las flores que aún quedan,
porque se han quedado llorando,
a la madrugada muerta.


José Manuel Monge, Sanlúcar de Barrameda 1964.

BEBEDOR DE AJENJO



Si siempre estoy ensayando
mi sonrisa amarga y triste,
es porque estoy esperando
a una mujer que no existe.

Víctima del desencanto
sufro martirios letales;
por eso adoro yo tanto
mis dichas artificiales.

Paraísos artificiales
que huyen del ruido y del sol…
¡Mis rimas son inmortales,
pues son hijas del alcohol!

Soy mísero y decadente;
en mi alma el hastío muerde.
Por eso adora mi mente
los sueños del licor verde.

Licor venenoso y triste
que como un suave beleño,
un grato perfume diste
al cadáver de mi ensueño.

Licor que tiene el matiz
de unos ojos que yo amé,
y del tinte del tapiz
en que danzó Salomé.

(Ojos glaucos y perversos
que asesinasteis mi vida,
y le disteis a mis versos
fragancia de flor podrida.)

Turbio ajenjo sibilino
que tienes el sabor fuerte;
que harás de mi desatino
vestíbulo de la Muerte.

Cómplice de la locura,
mis hojas muertas no arranques,
licor que todo lo cura,
licor de color de estanques…
Si siempre estoy ensayando
mi sonrisa amarga y triste,
es porque estoy esperando
a una mujer que no existe.

Mauricio Bacarisse (1895-1931)

A TÍ VIVA








Es tocar el cielo, poner el dedo
sobre un cuerpo humano.
Novalis

Cuando contemplo tu cuerpo extendido
como un río que nunca acaba de pasar,
como un claro espejo donde cantan las aves,
donde es un gozo sentir el día cómo amanece.

Cuando miro a tus ojos, profunda muerte o vida que me llama,
canción de un fondo que sólo sospecho;
cuando veo tu forma, tu frente serena,
piedra luciente en que mis besos destellan,
como esas rocas que reflejan un sol que nunca se hunde.

Cuando acerco mis labios a esa música incierta,
a ese rumor de los siempre juvenil,
del ardor de la tierra que canta entre lo verde,
cuerpo que húmedo siempre resbalaría
como un amor feliz que escapa y vuelve...
Siento el mundo rodar bajo mis pies,
rodar ligero con siempre capacidad de estrella,
con esa alegre generosidad del lucero
que ni siquiera pide un mar en que doblarse.

Todo es sorpresa. El mundo destellando
siente que un mar de pronto está desnudo, trémulo,
que es ese pecho enfebrecido y ávido
que sólo pide el brillo de Id luz.

La creación riela. La dicha sosegada
transcurre como un placer que nunca llega al colmo,
como esa rápida ascensión del amor
donde el viento se ciñe a las frentes más ciegas.

Mirar tu cuerpo sin más luz que la tuya,
que esa cercana música que concierta a las aves,
a las aguas, al bosque, a ese ligado latido
de este mundo absoluto que siento ahora en los labios.


Vicente Aleixandre : Sevilla 1898, Madrid 1984.

MI CORAZÓN PERDIDO



En su cuerpo de espuma nacían las espigas
que en ráfagas de viento llenan con sus rumores
mi corazón perdido en el mar de su lengua
mi corazón hallado en medio del desierto
por cadenas de voces en oasis de sangre.
Mi corazón perdido busca entre sus encajes
la llama que devore las ansias de su sombra
y las nieves que bajen de las altas montañas.

José María Hinojosa Malaga 1904-1936

CRECIDA



Con la sangre hasta la cintura, algunas veces
con la sangre hasta el borde de la boca,
voy
avanzando
lentamente, con la sangre hasta el borde de los labios
algunas veces,
voy
avanzando sobre este viejo suelo, sobre
la tierra hundida en sangre,
voy
avanzando lentamente, hundiendo los brazos
en sangre,
algunas
veces tragando sangre,
voy sobre Europa
como en la proa de un barco desmantelado
que hace sangre,
voy
mirando, algunas veces,
al cielo
bajo,
que refleja
la luz de la sangre roja derramada,
avanzo
muy
penosamente, hundidos los brazos en espesa
sangre,
es
como una esperma roja represada,
mis pies
pisan sangre de hombres vivos
muertos,
cortados de repente, heridos súbitos,
niños
con el pequeño corazón volcado, voy
sumido en sangre
salida,
algunas veces
sube hasta los ojos y no me deja ver,
no
veo más que sangre,
siempre
sangre,
sobre Europa no hay más que
sangre.

Traigo una rosa en sangre entre las manos
ensangrentadas. Porque es que no hay más
que sangre,

y una horrorosa sed
dando gritos en medio de la sangre.

Blas de Otero , Bilbao 19l6, Madrid 1979.

ALGÚN DÍA ENCONTRARÉ UNA PALABRA ...



Algún día encontraré una palabra
que penetre en tu vientre y lo fecunde,
que se pare en tu seno
como una mano abierta y cerrada al mismo tiempo.
Hallaré una palabra
que detenga tu cuerpo y lo dé vuelta,
que contenga tu cuerpo
y abra tus ojos como un dios sin nubes
y te use tu saliva
y te doble las piernas.
Tú tal vez no la escuches
o tal vez no la comprendas.
No será necesario.
Irá por tu interior como una rueda
recorriéndote al fin de punta a punta,
mujer mía y no mía
y no se detendrá ni cuando mueras.


Roberto Juarroz, Buenos Aires 1925 – 1995

EL SUEÑO



El sueño es una larga
despedida de ti.
¡Qué gran vida contigo,
en pie, alerta en el sueño!
¡Dormir el mundo, el sol,
las hormigas, las horas,
todo, todo dormido,
en el sueño que duermo!

Menos tú, tú la única,
viva, sobrevivida,
en el sueño que sueño.
Pero sí, despedida:
voy a dejarte cerca,
la mañana prepara
toda su precisión
de rayos y de risas.
Afuera, afuera, ya,
lo soñado flotante,
marchando sobre el mundo,
sin poderlo pisar,
porque no tiene sitio,
desesperadamente.

Te abrazo por vez última:
eso es abrir los ojos.
Ya está. Las verticales
entran a trabajar,
sin un desmayo, en reglas.
Los colores ejercen
sus oficios de azul,
de rosa, verde, todos
a la hora en punto. El mundo
va a funcionar hoy bien;
me ha matado ya el sueño.
Te siento huir, ligera,
de la aurora, exactísima,
hacia arriba, buscando
la que no se ve estrella,
el desorden celeste,
que es sólo donde cabes.
Luego, cuando despierto,
no te conozco casi,
cuando, a mi lado, tiendes
los brazos hacia mí
diciendo: "¿Qué soñaste?".
Y te contestaría: "No sé,
se me ha olvidado",
si no estuviera ya
tu cuerpo limpio, exacto,
ofreciéndome en labios
el gran error del día.

Pedro Salinas Madrid 1891- Boston 1951.

DIENTES DE FLORES, COFIA DE ROCIO ..



Último poema antes de suicidarse.

Dientes de flores, cofia de rocío,
manos de hierbas, tú, nodriza fina,
tenme prestas las sábanas terrosas
y el edredón de musgos escardados.

Voy a dormir, nodriza mía, acuéstame.
Ponme una lámpara en la cabecera;
una constelación, la que te guste;
todas son buenas, bájala un poquito.

Déjame sola; oyes romper los brotes...
te acuna un pie celeste desde arriba
y un pájaro te traza unos compases

para que olvides... Gracias... Ah, un encargo:
si él llama nuevamente por teléfono
le dices que no insista, que he salido.


Alfonsina Storni: Suiza 1892- se suicidó en Argentina en 1938.