martes, 1 de marzo de 2011

HABANERAS DE CADIZ




I
Desde que estuve, niña, en La Habana
no se me puede olvidar
tanto Cádiz ante mi ventana, Tacita lejana,
aquella mañana pude contemplar...
Las olas de la Caleta, que es plata quieta,
rompían contra las rocas de aquel paseo
que al bamboleo de aquellas bocas
allí le llaman El Malecón...
Había coches de caballos, que era por mayo,
sonaban por la Alameda, por Puerta Tierra,
y me traían, ay, tierra mía,
desde mi Cádiz el mismo son...
El son de los Puertos, dulzor de guayaba,
calabazas, huertos...
Aún pregunto quién me lo cantaba...

Estribillo
Que tengo un amor en La Habana
y el otro en Andalucía,
no te he visto yo a ti, tierra mía,
más cerca que la mañana
que apareció en mi ventana
de La Habana colonial
tó Cádiz, la Catedral, La Viña y El Mentidero...
Y verán que no exagero
si al cantar la habanera repito:
La Habana es Cádiz con más negritos,
Cádiz, La Habana con más salero.

II
Verán que tengo mi alma en La Habana
no se me puede olvidar,
canto un tango y es una habanera,
la misma manera
tan dulce y galana y el mismo compás.
Por la parte del Caribe así se escribe
cuando una canción de amores, canción tan rica,
se la dedican los trovadores
a una muchacha o a una ciudad...
Y yo, Cádiz, te dedico y te lo explico
por qué te canto este tango que sabe a mango,
de esta manera esta habanera
de piriñaca y de Carnaval...
Son de chirigota, sabor de melaza,
Guantánamo y Rota...
¡Que lo canta ya un coro en la plaza!
Al estribillo y final

Antonio Burgos (Sevilla 1943)

LA GUITARRA



Empieza el llanto
de la guitarra.
Se rompen las copas
de la madrugada.
Empieza el llanto
de la guitarra.
Es inútil callarla.
Es imposible
callarla.
Llora monótona
como llora el agua,
como llora el viento
sobre la nevada
Es imposible
callarla,
Llora por cosas
lejanas.
Arena del Sur caliente
que pide camelias blancas.
Llora flecha sin blanco,
la tarde sin mañana,
y el primer pájaro muerto
sobre la rama
¡Oh guitarra!
Corazón malherido
por cinco espadas

Federico García Lorca 1898-1936

ANDALUCÍA



Cádiz, salada claridad; Granada,
agua oculta que llora.
Romana y mora, Córdoba callada.
Málaga cantaora.
Almería dorada.
Plateado Jaén. Huelva, la orilla
de las Tres Carabelas...
y Sevilla.

Manuel Machado (1874-1947)

LA SAETA




¿Quien me presta una escalera
para subir al madero,
para quitarle los clavos
a Jesús el Nazareno?
(Saeta Popular)

¡Oh, la saeta, el cantar
al Cristo de los gitanos,
siempre con sangre en las manos,
siempre por desenclavar!
¡Cantar del pueblo andaluz
que todas las primaveras
anda pidiendo escaleras
para subir a la Cruz!
¡Cantar de la tierra mía,
que echa flores
al Jesús de la agonía,
y es la fe de mis mayores!
¡Oh, no eres tú mi cantar!
¡No puedo cantar, ni quiero,
a ese Jesús del madero,
sino al que anduvo en el mar!

Antonio Machado 1875-1939

ANDALUCES DE JAÉN



Andaluces de Jaén
Aceituneros altivos
decidme en la alma, ¿quién,
quién levantó los olivos?
Andaluces de Jaén,
Andaluces de Jaén.

No los levantó la nada,
ni el dinero, ni el señor,
sino la tierra callada
el trabajo y el sudor.

Unidos al agua pura
y a los planetas unidos
los tres dieron hermosura
de los troncos retorcidos
Andaluces de Jaén.

Andaluces de Jaén
Aceituneros altivos
decidme en el alma, ¿quién,
quién levantó los olivos?
Andaluces de Jaén,
Andaluces de Jaén.

Cuántos siglos de aceituna,
los pies y las manos presos,
sol a sol y luna a luna,
pesan sobre vuestros huesos.

Jaén ,levántate brava,
sobre tus piedras lunares,
no vayas a ser esclava
con todos tus olivares.
Andaluces de Jaén.

Andaluces de Jaén
Aceituneros altivos,
decidme en el alma, ¿quién,
quién levantó los olivos?
Andaluces de Jaén,
Andaluces de Jaén.

Miguel Hernández (1910-1942)

POEMA A LA NIÑA CIEGA



Madre, que pena yo siento al verla
cuando paso frente a ella,
con su carita tan pálida,
con su melena morena.
¡Qué pena yo siento al verla!
¡madre!, ¡que pena de niña ciega!.

Qué bonitos son sus ojos,
sus ojitos centelleantes.
¡Qué pupilas de perla negra!,
apagadas como las noches,
las noches de luna nueva.

Qué bonita en las tardes de verano
sentada en la casapuerta,
mientras los niños jugaban,
jugaban cerca de ella.

La niña se hace largas trenzas
con sus manitas de seda,
que adorna con lindas flores
lindas flores de la pradera.

El arriero que pasa deprisa
saluda a la niña ciega,
esta le mueve su mano
y le borda una mueca tierna.
¡Ay! ¡Qué pena me da esa niña!,
Madre, ¡Qué pena yo siento al verla!

Jmongeal.

VIÑEDOS DE ANDALUCÍA




Viñedos de Andalucía
sobre la tierra candente,
atravesando lomas y cerros,
largas hileras que se pierden;
cepas geométricamente dispuestas
bajo el sol ardiente.

Paisaje multicolor,
cielo azul, casas blancas,
bellas tonalidades que se eclipsan
con los verdes de las parras.

Uvas doradas al sol,
tostadas por el aire caliente,
savia del campo andaluz
recolectada en el mes de septiembre.

Emanarán ricos vinos
uvas blancas, negras y moscateles.
vinos de oro y sangre,
que deleitaran las gargantas
y ayudaran a olvidar a las gentes.

Premio al viticultor,
al hombre que se encalleció las manos,
cuidando con amor esas vides,
regadas con su sudor amargo.

Viñedos de Andalucía
sobre la tierra candente,
atravesando lomas y cerros,
largas hileras que se pierden.

Jmongeal.

EL ÁRBOL DE MI PATIO



Nadie sabe quien te plantó,
ni tu procedencia ni casta,
el caso es que siempre estuviste
en el patio de mi casa.

Carcomido y polvoriento,
viejo y con poca sabia,
solo te mantiene vivo
la brisa que el mar te manda.

Jugaste y fuiste feliz
con los niños de mi casa,
cuando en sus juegos infantiles
por tu áspero tronco trepaban.

Albergaste muchos pájaros,
que en tí sus nidos construyeron,
algunos lo hacen aún,
pero otros no volvieron.

Cuantos enamorados grabaron
en tu tronco corazones,
cuántos besos a escondidas
y cuantos versos de amores.

Las flores de las macetas
con sus fragancias te animan,
mientras que tú seco y sin fuerzas,
lentamente te morías.

En las tardes de verano,
al fresquito de la parra,
contemplaba amargado y triste
cómo tus ramas mustias me hablaban.

Hoy, al abrir mi ventana,
algo tornó la expresión de mi cara,
vi como en tus secas ramas,
unas pequeñas hojitas brotaban.

Jmongeal.