viernes, 1 de noviembre de 2013

AIRE DEL SUR BUSCADO EN INGLATERRA


Si el aire se dijera un día: 

Estoy cansado, 
rendido de mi nombre... Ya no quiero 
ni mi inicial para firmar el bucle 
del clavel, el rizado de la rosa, 
el plieguecillo fino del arroyo, 
el gracioso volante de la mar y el hoyuelo 
que ríe en la mejilla de la vela...


Desorientado, subo de las blandas, 
dormidas superficies 
que dan casa a mi sueño. 
Fluyo de las paradas enredaderas, calo 
los ciegos ajimeces de las torres; 
tuerzo, ya pura delgadez, las calles 
de afiladas esquinas, penetrando, 
roto y herido de los quicios, hondos 
zaguanes que se van a verdes patios 
donde el agua elevada me recuerda, 
dulce y desesperada, mi deseo...


Busco y busco llamarme 
¿con qué nueva palabra, de qué modo? 
¿No hay soplo, no hay aliento, 
respiración capaz de poner alas 
a esa desconocida voz que me denomine?


Desalentado, busco y busco un signo, 
un algo o alguien que me sustituya 
que sea como yo y en la memoria 
fresca de todo aquello, susceptible 
de tenue cuna y cálido susurro, 
perdure con el mismo 
temblor, el mismo hálito 
que tuve la primera 
mañana en que al nacer, la luz me dijo: 


—Vuela. Tú eres el aire.

Si el aire se dijera un día eso...


Rafael Alberti (El Puerto de Stª Maria 1902 - Ibidem 1999)

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