Muerto se quedó en la calle
con un puñal en el pecho.
No lo conocía nadie.
¡Cómo temblaba el farol,
Madre!
¡Cómo temblaba el farolito
de la calle!
Era madrugada. Nadie
pudo asomarse a sus ojos
abiertos al duro aire.
Qué muerto se quedó en la calle
qué con un puñal en el pecho
y que no lo conocía nadie.
Federico García Lorca (Fuente Vaqueros, Granada 1898 -
Viznar, Granada 1936)
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