Esta mañana hay bruma,
el ambiente es frío y húmedo,
las nubes han descendido hasta el suelo,
y la visibilidad es nula a pocos metros.
El espeso manto de niebla
se ha apoderado del mar, del monte,
el sol no aparece por ninguna parte,
y no puedo avistar el horizonte.
El mar está callado, tranquilo,
como muerto,
con las nubes vagando sobre sus aguas
oscuras y sin aliento.
Los campos están mudos, sombríos,
yermos,
parece como si la luz
se hubiese olvidado de ellos,
parece como si la vida
se hubiese tornado en tormento.
En la escuela
los niños miran tras los cristales,
húmedos cristales de las ventanas,
empañados por la neblina
con diminutas gotitas de agua,
muchos deslizan sus dedillos
sobre la superficie mojada.
En la carretera
la circulación es pausada y lenta,
unos que se van
y otros que regresan,
todos con los faros encendidos,
luminosos haces que tiemblan.
El ambiente es triste y fantasmal,
no se puede ver el cielo,
esperemos que la niebla se levante
y el sol reluzca de nuevo.
José Manuel Monge Alvarez (Sanlúcar de Barrameda 1964)
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