miércoles, 6 de abril de 2011

A MIRIAM



Viniste al mundo ya bien adentrado el Otoño,
uno de esos días en los que el cielo se cubre de plomo
cuando revolotean las hojas secas en el campo
y el Guadalquivir baja turbio y bravo.

Llegaste cuando el abuelo recogía las aceitunas
y en nuestro huerto resplandecían cargados los naranjos
junto a los membrillos hermosos y amarillos
y las granadas dulces de nuestro árbol.

Naciste como era de esperar gordita y rubita,
mi linda princesita sanluqueña,
como emergiendo de las páginas de un cuento de hadas,
mientras tu hermanito Mario ensimismado te miraba.

Se llenará de pronto nuestra casa de muñecas,
muñecas de ensueño y de todas las razas
que jugarán en torno a tu cuna
con juegos de risa y alborozadas,
haciéndote el corro de las patatas
para que mi pequeña Miriam se distraiga.

Tu cuarto será un lugar de cocinitas,
de muñequitos pelones y cochecitos de capota,
de ropitas de muñeca y gatitos de angora,
de ositos de peluche y detallitos rosa.

Será un cuarto lleno de fábulas y fantasía,
de cuentos de cenicientas y bellas durmientes,
de pinochos y sirenitas que te mecen
mientras un sin fin de enanitos te divierten.

Bienvenida a tu casa pequeñita Miriam,
Llegaste con tu presencia inocente de niña
para completar nuestra familia,
para jugar con tu hermanito
y alegrar más si cabe nuestras vidas.

Bienvenida a casa, luz de mi alegría.

José Manuel Monge. Noviembre 2003

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