domingo, 1 de diciembre de 2013

ALMA DESNUDA



Soy un alma desnuda en estos versos, 
alma desnuda que angustiada y sola 
va dejando sus pétalos dispersos.

Alma que puede ser una amapola, 
que puede ser un lirio, una violeta, 
un peñasco, una selva y una ola.

Alma que como el viento vaga inquieta 
y ruge cuando está sobre los mares, 
y duerme dulcemente en una grieta.

Alma que adora sobre sus altares, 
dioses que no se bajan a cegarla; 
alma que no conoce valladares.

Alma que fuera fácil dominarla 
con sólo un corazón que se partiera 
para en su sangre cálida regarla.

Alma que cuando está en la primavera 
dice al invierno que demora: vuelve, 
caiga tu nieve sobre la pradera.

Alma que cuando nieva se disuelve 
en tristezas, clamando por las rosas 
con que la primavera nos envuelve.

Alma que a ratos suelta mariposas 
a campo abierto, sin fijar distancia, 
y les dice: libad sobre las cosas.

Alma que ha de morir de una fragancia 
de un suspiro, de un verso en que se ruega, 
sin perder, a poderlo, su elegancia.

Alma que nada sabe y todo niega 
y negando lo bueno el bien propicia 
porque es negando como más se entrega.

Alma que suele haber como delicia 
palpar las almas, despreciar la huella, 
y sentir en la mano una caricia.

Alma que siempre disconforme de ella, 
como los vientos vaga, corre y gira; 
alma que sangra y sin cesar delira 
por ser el buque en marcha de la estrella.




Alfonsina Storni (Suiza 1892 - Mar del Plata, Argentina 1938)

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