Sinvivires proletarios,
la
lucha histórica y eterna del obrero,
el sino
duro y endémico,
la
lucha de clases
desde
el estamento social mas bajo,
el resquemor
incesante,
del que
solo tiene sus brazos
y
necesita vivir de su trabajo.
Incertidumbre
del hombre
que se
vale de sus manos
para
con mil sudores ganar el pan,
para
tener un cobijo bajo techo,
para
formar y sustentar una familia en paz.
Recortes
de libertades y tiempos difíciles,
los
días de huelga y de salir a la calle,
futuro
siempre preocupante e incierto,
movimientos
y conflictos sociales,
humos
negros de barricadas
que
reclaman condiciones dignas laborales,
la
lucha existencial de los pobres.
Sueños
de anhelos de trabajadores,
donde
después de una vida de servir bien,
los
ancianos descansen y acaben tranquilos,
donde
con ilusiones y futuro
crezcan
felices nuestros hijos,
en un
mundo equilibrado y justo,
donde
vivir y trabajar sea algo digno,
un
mundo exento de luchas ni revueltas,
de
condiciones decentes para el trabajador,
donde
nunca estallase mi Revolución ...
José
Manuel Monge Álvarez (Sanlúcar de Barrameda 1964)
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