Rojo
como el sorbo de la sangre de la uva,
ríos de
curso de mezclas tintadas de rosados,
de
burbujas chispeantes y traviesas de los cavas,
de esa
tenue transparencia dorada de los blancos,
el
cuerpo de alma de roble de los brandys,
el
azúcar de elixir de pasa de los dulces,
y el
olor al caldo de bodega mas embriagado.
La copa
del contenido más natural
fiel
cómplice de comidas y manjares,
néctar
de la madurez del sol a la viña de la tierra,
esa
celestial exprimidura de los lagares
para
las crianzas de bodegas viejas.
El
ritual de la alegría,
el
descorche sonoro de la fiesta,
la
ceremonia del brindis,
el
invitado perenne de barras y mesas,
el
desenfreno ebrio de las mentes,
el
reguero líquido de la barrica a la
botella,
el
mojar ávido de los labios
ante el
mas genuino sabor en boca,
que
desciende por las gargantas
hasta
enturbiar las cabezas,
de
impregnarlas de olvido
y de
sensaciones abstractas,
de esa
gratificante ingesta,
del
bienestar feliz de los cuerpos,
de los
embrujos de Baco,
de la
borrachera mas placentera ...
José
Manuel Monge Alvarez (Sanlúcar de Barrameda 1964)
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