martes, 18 de enero de 2011

LA NOVIA DEL MAR





Decian que fué la brisa,
dijeron que fueron las olas,
las que se llevaron consigo
a aquella muchacha encantadora.

Sí, atrayentemente encantadora,
algo diferente habia en su semblante,
en su timidez, en sus modales,
en su aislamiento, en su esbelto talle,
algo que la diferenciaba de las otras.
Una de esas chicas inusuales.

Acostumbraba a pasear por la playa,
incluso en las tardes crudas,
cuando las olas braman
y embisten las espumas.

Le daba igual caminar al atardecer,
que de noche, bajo la luna,
dando a iluminar su carita inocente
por lunática luz difusa,
con sus cabellos desaliñados
por salvage ventísca iracunda.

Reina del crepúsculo marino,
de los amaneceres de arrebol,
siguiendo el mismo camino,
dejando su silueta esbelta
pintada en su vestido,
marcando una sucesión de huellas
que se perdian sin destino.
Monótono sendero de piececitos.

Cómo lloraban aquellos pescadores,
los que la vieron la funesta tarde,
escuálida, pálida, sin ilusiones,
como un duende de los mares,
adentrándose entre los oleages.

Que vacio quedó todo,
mientras caia la tarde;
la luna aquella noche,
no iluminó como antes,
fué cubierta de nubarrones
que no la dejaron asomarse.

El viento rugió con fuerza
desde el mar hasta la sierra,
lleno de tragedia y canciones,
de canciones lastimeras,
mezclando el olor salobre
con las fragancias de las riberas.

¡ Qué habrás sido de aquella niña,
de aquella muchacha excéntrica !.
¿ Habitará donde no llegan las barquillas?
¿ Será la reina del mar,
o una sirena escondida ?.

¿ Morará en un bello trono
de algas y caracolas ?,
¿ con diez jureles de su corte,
que recitarán versos y coplas,
con mil atunes del norte,
que bailarán al son de las olas ?.

¿ Será la dueña de los barquitos,
y reguladora de las mareas ?.
¿ Podrá guiar los destinos
de tempestades y tormentas ?.
¿ Tendrá un ejército de zafios,
y muchos bosques de perlas ?.
¿ Tendrá un dormitorio de esponjas,
bajo corales violetas ?.
¿ Se habrá convertido en reina ?.

Las noches de temporal,
cuando los juanelos no vuelven
y las mujeres esperan,
cuando algún marino desaparece,
me acuerdode ella.

Ay, que seria de aquella niña,
de aquella extraña mozuela,
la de cabellos sedosos y cutis de fresa,
tan diferente, tan atrayente,
tan bella.

Jmongeal.

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