Fue una tarde de
verano
luminosa y cálida.
Fue una tarde encandilada,
en la que la mar dormía
y el levante abrasaba.
Los niños corrían
joviales por la playa,
entre sus juegos de risa
sobre la arena tostada.
Fue una tarde de verano,
paseando por la orilla
cuando muchos ya se iban
mientras que el sol se
escondía.
Fue junto a un ocaso rojizo,
en medio de la tarde marina,
cuando destellan los rayos
y el aire se hechiza.
Fue una tarde tranquila,
una de las de mi tierra,
en la que refrescaba la brisa
empujada por la marea.
Fue un atardecer de verano,
viendo despuntar los luceros,
caminando dados de la mano,
cuando te dije “TE QUIERO”.
José Manuel Monge
Alvarez (Sanlúcar de Barrameda 1964)